Cuando alguien me pregunta: Luisa, ¿por qué escribes? Se me vienen varias cosas a la mente. Porque me gusta, porque me apasiona, porque es mi método de escape, mi trabajo, mi lugar seguro pero, ante todo, porque es mi terapia.
Cuando tenía 13 años la vida que conocía se me desmoronó de un golpe con la separación de mis padres. De repente me vi expuesta a un cambio de ciudad, cole, de dejar a los amigos que me habían acompañado hasta ese punto de vida, y pasar de vivir en mi propia casa a vivir en la de mis abuelos maternos a 22 horas en coche de mi papá (2 horas de avión)
Todo se veía complicado y aterrador ante los ojos de una niña. No entendía por qué de repente no tenía una “familia” como la de mis amigas, ni tampoco las elecciones de vida que tomó en su momento mi papá. Simplemente tenía un dolor y una herida en el pecho que a través de la escritura empezó a cicatrizar.
Empecé a escribir con más fuerza. Con más ganas. Hacía cartas que nunca enviaba, me desahogaba en versos sobre cómo me sentía y drenaba todas las lágrimas que no podía derramar delante de mi mamá o mis abuelos en un cuaderno que se convirtió mi psicólogo de cabecera.
Eso es la escritura terapéutica, escribir para sanar. Escribir para conectar con un mundo interno al que a veces no le damos luz en nuestro día.
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¿Por qué escribir?
Cualquier forma de expresión artística puede ser terapéutica. Muchas personas se relajan cuando bailan, cuando leen, cuando pintan, cuando cantan; pero otras, como yo, nos desahogamos con el papel y canalizamos todos nuestros sueños y demonios internos cuando escribimos.
Y no lo digo yo, sino también estudios científicos que demuestran la gran influencia que tiene la escritura sobre nuestra mente y nuestro estado de ánimo.
No hace falta ser terapeutas o psicólogos para saber que cuando estamos ante experiencias que nos generan ansiedad, miedo o estrés y las liberamos de alguna manera, dejamos de estar aferrados a eso para sentir nuestro equipaje aún más ligero. Por eso debemos escribir.
Así que por eso quise aprovechar este episodio #58 de Emprende Escribiendo para hablarte de uno de mis métodos de expresión favoritos: la escritura terapéutica o la escritura como terapia.
¿Qué es la escritura terapéutica?
Si lo pudiera resumir en una frase sería: escribir con el corazón
Porque el objetivo de la escritura terapéutica es escribir en un papel todo lo que se nos viene a nuestra mente sin pensar si está bien o no, si tiene sentido o no, sin pensar en la redacción u ortografía y sin verlo con ojos críticos.
Sólo sentarnos a escribir. Nosotros, los ejercicios y el papel.
La escritura terapéutica se centra en un tema, que es el trauma o la emoción al tratar, y todos los ejercicios se centran en ello. Escribimos sobre lo que sentimos, las cosas que están en nuestro subconsciente, sobre lo que nos duele.
La escritura como terapia se basa en escribir para ti y desde ti.
No tienes que ser escritor ni tener habilidades de escritura para hacerlo.
En la escritura terapéutica lo más importante es EL PROCESO.
Cuáles son los beneficios de la escritura terapéutica
Son muchos, pero aquí algunos de los que yo considero más importantes:
Balancear tus emociones
Escribir sobre tus miedos y lo que te duele te ayuda a poner tu atención en dicho sentimiento para comprenderlo y aprender a gestionarlo.
Nos ayuda a entender todas esas sensaciones, verlas de forma más realista y comprender que, a veces, las cosas se ven peores en nuestra mente que en la vida real.
Nos ayuda a distanciarnos de esas emociones, verlas como si estuvieran fuera de nosotros y darles forma.
Recuerda que cuando acumulamos emociones negativas nuestro cuerpo se empieza a enfermar y esas cosas que nos paralizan se transforman en dolores de espalda, dolores de cabeza o cosas mucho peores.
A través de la escritura podemos liberar ese trauma o dolor y sacarlo de nuestro sistema.
Salud emocional
Se ha demostrado que escribir tiene un efecto positivo en nuestra salud mental. Una mente clara y positiva, es una mente feliz y abierta a recibir experiencias bonitas de vida. Si nos mantenemos en la queja, eso es más de lo que recibimos.
Al igual que cuidamos las cosas que comemos, los ejercicios que hacemos, las horas que trabajamos o dormimos, también deberíamos cuidar los pensamientos que tenemos, las palabras que usamos y ese diálogo, muchas veces negativo, que tenemos en nuestro diario vivir.
Aquí la escritura terapéutica te ayudará a mirar todo desde otra perspectiva haciendo consciente el poder que le das a las palabras en tu día a día. Te permitirá darte cuenta si estás usando palabras positivas que te dan alas y te nutren o, si por el contrario, usas constantemente palabras que te hacen daño.
Cursos onlines y talleres en directo para despertar tu creatividad y utilizar el poder de la escritura en tu vida y tu negocio
Otros beneficios de la escritura terapéutica
- Aliviar el estrés, tensión y ansiedad
- Nos ayuda a gestionar y superar las pérdidas
- Cuando tenemos problemas de comunicación
- Como herramienta de autonocimiento
- De amor propio
- Para aumentar la creatividad
- Para conectar más con nosotros
- Para crear hábitos saludables para nuestra salud mental
Cómo podemos practicar la escritura terapéutica
- A través del journaling.
- A través de diferentes ejercicios que podemos hacer en casa.
- En las páginas matutinas.
- Escritura automática.
- En talleres de escritura terapéutica.
3 ejercicios de escritura terapéutica que puedes hacer en casa
1. Escríbete una carta a ti misma perdonándote por una situación dolorosa:
Toma lápiz y papel y escríbete una carta, en tercera persona, para sanar una situación del pasado que crees que aún te duele y no te deja avanzar. Date el permiso de sanar. Dile a tu Yo del pasado que sabes que hizo lo mejor que pudo con las herramientas que tenía y que ahora le das permiso de avanzar y sanar. Que gracias a esa situación eres la persona que eres y estás en el plano vital que necesitas vivir.
2. Escríbele una carta a la persona que te hirió
Personalmente este es un ejercicio que yo siempre uso. Piensa en una persona que te haya ocasionado daño y escríbele una carta diciéndole qué cosas te afectaron y te dolieron y por qué te sentiste así. Desahógate en el papel y, al final, perdónalo o perdónala y déjalo ir.
3. Escribe las primeras 5 palabras que se te vengan a tu mente y escribe un poema corto con dichas palabras.
Con este ejercicio, además de trabajar la escritura terapéutica, estarás aplicando la escritura creativa porque estarás creando una pequeña historia.
Esas primeras 5 palabras que se te vengan a la mente vienen del subconsciente, así que préstale atención. ¿Por qué escribiste sobre ellas? ¿Por qué precisamente fueron las primeras palabras en salir?
Después de ese poema, anota tus sensaciones con esas palabras y lee el poema en voz alta.
Espero que te haya gustado el episodio de la semana y que empieces a aplicar el maravilloso poder de la escritura terapeútica.
Cada mes estaré haciendo talleres de escritura terapéutica para sanar y conocernos un poquito más a través de las letras. Así que aquí estaré actualizando las fechas.
Un comentario
Quisiera hacer un taller con usted de escribir terapeuticamente